08 Jun MUTUA DESTRUCCIÓN… EL CÍRCULO VICIOSO
MUTUA DESTRUCCIÓN
¿Te quiero o te necesito?
EL CÍRCULO VICIOSO
La codependencia suele provocar relaciones de tipo tormentoso que se expresan en una especie de tiranía y sometimiento sentimental entre los amantes, relación en la que ambos se sienten atrapados a pesar de no resultarles satisfactoria ni gratificante.
El circulo vicioso… Si en la relación de se establece la codependencia, es porque de alguna forma, ambos miembros están proyectando sobre el otro sus propios miedos. La persona dependiente se siente incapaz de tomar decisiones y de encontrar sentido a su vida, más allá de la relación, mientras que la otra parte puede tener miedo a ser abandonada; de aquí que exhorta la dependencia.
La persona dependiente buscará una pareja dominante que sea mucho más egocéntrica y posesiva. De esta manera se crea el “equilibrio” (nada saludable) donde cada miembro recibe lo que busca.
A largo plazo la codependencia es como una adicción. La vida de la persona dependiente se restringe a su relación de pareja y sus sentimientos fluctúan en relación de los cambios de humor del otro. Poco a poco, la persona dependiente va perdiendo su personalidad, a medida que cede ante los deseos del otro y se desvive por complacerle, anteponiendo en todo momento las necesidades de su pareja a las suyas.
En una relación, una persona se convence de que puede beneficiar a alguien a salir de sus problemas. El codependiente se «engancha» a ese comportamiento. Pasa a ser un adicto. El trastorno comparte algunos de los patrones de la adicción: la obsesión y la compulsión. Y cae una y otra vez en “relaciones tóxicas”, en la repetición de vínculos disfuncionales. Y eso afecta a su desarrollo personal: socavan su autoestima, idealizan a los otros, se sienten culpables por cualquier cosa… Cuidar a los demás es lo que da sentido a sus vidas. Tienen el impulso de cuidar, aunque el otro no lo pida o necesite. Es un trastorno severo que afecta en las relaciones: el codependiente se excede en sus cuidados y atención al resto. Y al igual que sucede con la mayoría de los adictos, la persona dependiente nunca llega a ser feliz.
Al contrario, vive preocupada porque la relación pueda terminar y despreciándose a sí misma por la conducta sumisa. Como resultado, la ansiedad, la depresión y la angustia no tardan en hacerse presentes.
La persona se va alejando cada vez más de sus familiares y amigos, debido a que señalan su problema. De tal manera, que la persona se va quedando sola y se apoya cada vez más en su pareja, haciendo que la dependencia aumente y que el vínculo sea cada vez más difícil de romper.
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